sábado, 20 de abril de 2013

Jackie Robinson, tenía que ser él.



Branch Rickey tenía más de un año recibiendo informes sobre los peloteros estelares de las Ligas Negras, sus scouts los seguían e investigaban de sus vidas y le detallaban sus hallazgos al presidente y co-propietario de los Dodgers de Brooklyn.

Buscaban a un jugador estelar, cosa  difícil tomando en cuenta que en las “Negro League” había peloteros de talento indiscutible.

Pero se trataba además de encontrar un hombre que pudiera jugar a la altura de las Grandes Ligas y soportar los desplantes de la segregación racial, eso complicaba las cosas.

Repetimos la anécdota de la primera cita que Rickey tuvo con Robinson. Después de explicarle todas las humillaciones por las que inevitablemente pasaría, el noble jugador le dijo: “Entonces necesita alguien fuerte para pelear” a lo que Rickey respondió: “No, necesito alguien todavía más fuerte que no pelee”.

Robinson había protagonizado un incidente mientras servía en el ejército durante la II Guerra Mundial,  que le llevó a una corte marcial. Se negó a viajar en la parte de atrás de un autobús, como le ordenaba un superior y ganó el juicio. Terminó su desempeño como oficial con honores.

También era graduado universitario, de UCLA,  un destacado atleta de pista y campo y jugador de fútbol americano. Nunca hay que dejar de lado el hecho de que su hermano mayor, Mathew, fue quien llegó segundo en los 200 metros planos, detrás de Jesse Owens, en las Olimpíadas de Berlín en 1936, hito de altísima importancia en la historia del siglo pasado, cuando un corredor negro dejó en ridículo a Adolfo Hitler y su teoría de la superioridad de la raza aria.

Casi nadie recuerda a Mathew, la historia estaba reservada para su hermano menor.

Jackie era un bateador hábil, un corredor veloz y bueno con el guante, pero la principal virtud que hizo que Branch Rickey se decidiera por él, fue su inteligencia y sensibilidad para entender el momento.

Rickey sabía, advertido por el alcalde Fiorello La Guardia, que se estaba preparando una ley para obligar a los equipos de las Grandes Ligas a incluir jugadores negros en sus nóminas. Si embargo él llevaba meses estudiando quien podría ser ese jugador y ya ubicado Robinson anunció su firma con Montreal Royals, equipo de Liga Menor de los Brooklyn Dodgers, en octubre de 1945.

En 1946 hizo el entrenamiento de primavera con los Royals y estuvo con ellos desde el primer juego. Fue una temporada muy difícil, casi inhumano cumplir la promesa no pelear. Sin embargo bateó  .349  con 985 de porcentaje de fildeo, fue un año estupendo previo a su debut el 15 de abril de año siguiente.

Si Branch Rickey no se toma su tiempo para seleccionar al “hombre perfecto”, es posible especular que la integración habría ocurrido más tarde y seguramente no habría sido Robinson el primero en llegar.

Después de él, vinieron  Roy Campanella y Larry Doby  (el primero en la Liga Americana) y fueron súper destacados, también Monte Irvin y  el cubano Orestes Miñoso, amigo de nuestro querido Alfonso Carrasquel, quienes tuvieron un buen desempeño, pero ninguno de fue mejor que  Robinson.

Don Newcombe y Sam Jethroe tuvieron comienzos brillantes pero decayeron. Harry Thompson fracasó y Satchel Paige, estrellas de las Ligas Negras, a esas alturas llamaba más la atención más por lo viejo que era o reconocía ser.

Como sabemos Josh Gibson falleció víctima de un tumor cerebral antes del debut de Robinson. A Rickey le atraía mucho Gibson, pero en sus investigaciones supo primero que muchos que el “Babe Ruth negro” estaba enfermo.

Destacó tanto en su primer año, más allá de todo lo que tuvo que soportar, que el premio al Novato del Año se llama “Jackie Robinson”.

Era, por recurrir a un lugar común, “el muchacho de la película” y con el paso de los años, después de su retiro, la importancia de su gesta cobró aún más fuerza. Mientras más pasa el tiempo mejor dimensión le da la historia a la huella que dejó con sus spikes en el terreno de los derechos humanos.

Cuando Barak Obama ganó la nominación para ser el candidato de los demócratas, en el programa de Larry King, el influyente humorista Bill Maher, hizo esta comparación: “No podía enojarse. Si él no era perfecto, se habría dicho que no, los negros no tienen cabida en el béisbol. Y lo mismo con Obama”. 

¿Puede decirse que quien inició el recorrido por la conquista de la participación de los negros en todos los ámbitos de la vida de los Estados Unidos fue Jackie desde el principal pasatiempo nacional? No creo que sea temerario o exagerado afirmarlo.

Por eso, en el aniversario número 50 de su debut en las Mayores su número fue retirado en todos los equipos, únicamente quienes lo llevaban en ese momento podían usarlo, hoy sólo Mariano Rivera goza del privilegio.

Jackie Robinson le regaló a Martin Luther King el libro de su autoría “El beisbol ha hecho” con la siguiente dedicatoria: “Para el Dr. Martin Luther King con la más profunda  admiración. Su dedicación y sinceridad ha sido una inspiración para millones de estadounidenses. Ha enriquecido la vida de la mayoría de nosotros y lo apreciamos muchísimo. Que Dios te siga guiando y te bendiga a ti  y tu devoción por los principios bajo los cuales se fundó este país. Espero que disfrutes de ‘El béisbol lo ha hecho’.
 Usted inspiró gran parte de ella. Atentamente Jackie Robinson ".

Por cierto el libro autografiado por Robinson se vendió en una subasta  en la prestigiosa casa Sothesby’s por 42.288 dólares.

De Jackie Robinson dijo su compañero Duke Snider: "Sabía que tenía que hacer así. Él sabía que el futuro de los negros en el béisbol dependía de ello. La presión era enorme, abrumadora e insoportable a veces. No sé cómo se levantó”, Snider fue de gran apoyo para Robinson cuando llegó a las Mayores.

Rachel, si viuda, asegura en el importante documental “Baseball” de Ken Burns, que jamás vio a Jackie quejarse o decir alguna vez que iba a renunciar, sabía lo importante que era y sentía que llevaba a toda su raza en los hombros.

El reverendo Martin Luther King, dijo una vez: “Robinson es un peregrino que caminaba en solitario por los caminos  hacia la ruta de la libertad”.

La frase más recordada de Jackie es: “Una vida no es importante, sino por el impacto que causa en otras vidas”.


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